El Concurso de Acuarela Ricardo Adwanter, en su versión 2011, es un tanto de menor relevancia que el de 2010. Ha sido un concurso que sistemáticamente ha revalorizado a nivel nacional el arte de la pintura al agua. La Bienal Internacional de Acuarela de Viña del Mar, nace justamente teniendo en cuenta la existencia del prestigioso Concurso Adwanter, radicado en la ciudad quizás más lluviosa del país como es Valdivia.
A continuación haré referencia a unas obras que estimo más relevantes:
Consuelo Villarroel, primer premio, tiene un muy buen tratamiento en el retrato, con un adelantamiento del rostro en el semiperfil. Asimismo, la vestimenta es trabajada una y otra vez, con una técnica de uso no frecuente en la acuarela –más propia de la témpera- sin embargo, de igual forma logra dar una consistencia pictórica a la obra. A mi juicio, bien pudo haber prescindido de lo anecdótico de la paloma, el jarrón y un tercer objeto, centrándose más en el fondo, muy bien compuesto en los cortes horizontales.
El tercer premio que representa a una niña andina es una obra bastante estereotipada.
Araya sobresale con su obra “Macheros” en el tratamiento de unas aguadas gradualmente trabajadas con bastante acierto si bien se podría prescindir de los animales al carecer de dominio en ellos.
lunes, 29 de agosto de 2011
lunes, 4 de agosto de 2008
Pablo Valdebenito: "Modelo para Armar"su exposición en Sala Viña del Mar.
La contemporaneidad postmoderna permite que hoy convivan tendencias artísticas muy diversas y que en otros tiempos hubiesen sido consideradas antagónicas. A la par asistimos a las zonas en que se traslapan obras que están concebidas con un concepto donde la factura es justamente lo contrario a lo que lo el arte conceptual inicialmente concibió: privilegiar la idea por sobre la materialidad de la obra.
Por lo contrario, aquí asistimos al justo equilibrio en que las obras son concebidas potenciando las ideas con una factura de un rigor extraordinario. Pablo Valdebenito demuestra que esa pugna ha sido artificial, retoma a un Leonardo que decía: la pintura es cosa mentale.
Es en y desde este intersticio que trabaja Pablo Valdebenito en su Exposición en la Sala Viña del Mar de la I. Municipalidad y Corporación Cultural de dicha ciudad.
Jorge Salomó dice que las obras tienen como eje el sentido de rearmar barcos para luego emprender un viaje. Valdebenito señala: “El mar tiene un símbolo muy especial que es prepararse para una búsqueda interior, para encontrarse uno mismo en constante rearmado”
Cincuenta obras donde, entre otras, la embarcación es tomada desde su condición literal y construida -centímetro a centímetro- con una estructura plástica de gran solidez tanto pictórica como de unión milimétrica de materiales distintos y convergentes, como las cuadernas amarran estructuralmente a un barco. Es una labor de ingeniería para los sentidos, sustentada en la armonía sutil y siempre tonal cambiante desde bolsas de té, superficies teñidas para ser puestas allí y no en otro lugar, evocativo del mosaico bizantino de la más pura escuela, entendida ésta como disciplina que ordena los actos, en este caso, artísticos con una gran sensibilidad.
Por otra parte, hay cuidadas disposiciones de maderas alternados con otros materiales, dispuesto en enmarques de vidrios, que citan -una y otra vez- las alternativas de la sección aúrea, en que la parte menor es a la mayor como ésta lo es al todo. Es una cita a Mondrian de otra forma, con pleno dominio. La Divina Proporción presente en toda creación es aquí trabajada con una sensibilidad ajena a toda afectación y de allí su extraordinario acierto en cada uno de los trabajos rigurosamente realizados, muy bien seleccionados y expuestos en una zona de la Sala Viña del Mar que crean un silencio por sí mismos de contemplación. Cada uno de los pequeños amarres de paquetes es el fruto de una composición muy cuidada. Los sobres de cartas dispuestos aparentemente al azar, son trabajados con la tonalidad que da el té medido en su teñido, con exquisita fruición en su armonía.
No cabe duda que nos encontramos con un artista en que el fluir de sus ideas y conceptos es materializado en una plena interacción del hacer bien hecho.
Una obra nacida del rigor y del instalarse una y otra vez ante lo que va a construir y donde, en un instante, todo comienza a fluir producto de la concentración y constancia que le es ineludible: la necesidad de crear.
Daniel Santelices Plaza
Daniel Santelices Plaza
domingo, 16 de diciembre de 2007
Una Tradición Recuperada
"El Salón Nacional de Pintura de Viña del Mar, recientemente inaugurado en la Galería Enjoy del Casino, obedece a la recuperación, por parte de la Municipalidad de Viña del Mar y su Corporación Cultural, de una tradición que se remonta hasta 1933 con la inauguración del Primer Salón, impulsado por la máxima autoridad comunal de la época, Sergio Prieto Nieto, el que perduró hasta fines de los años sesenta. En 1997 el Municipio decide ir en busca de ese tiempo perdido, lo que lo lleva a la reanudación de este evento, con la realización de la versión número 29, transformada en una bienal de artes visuales."
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Salón Nacional de Pintura de Viña del Mar
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